Elimelet Guerra, un nuevo nazareno de Venezuela, decidió abandonar el camino del ocultismo, reconociendo su deseo de ser libre en Jesucristo. Recientemente fue bautizado a través de la misión tipo iglesia de Fundo Coropo.

Elimelet Guerra se unió al ocultismo después de conocer a una persona rica que atribuyó su éxito mundano a las prácticas de la religión.

“La verdad es que uno se convierte en un esclavo de esta religión, porque antes de entrar en esta religión tenía una vida próspera”, dijo Elimelet. “Me iba bien en las cosas que hacía, y sobre todo, tenía paz”.

Cuando se unió a la religión, todo comenzó a declinar. Perdió la paz, sus finanzas disminuyeron y sintió que su vida se estaba saliendo de control. Después de un desacuerdo en el lugar de trabajo, tres de sus compañeros de trabajo se reunieron para hacer que lo despidieran. Se dirigió a su guía y le dijo que realizara una obra de maldad contra esos compañeros de trabajo.

A pesar de que los tres fueron despedidos, Elimelet no se sintió satisfecho.

"Vi que las cosas se cumplieron, pero solo se cumplió lo malo", dijo Elimelet. “Las cosas buenas no me pasaron a mí. Cuando se trataba del mal, todo ocurría".

Elimelet dijo que cuando entró por primera vez en la religión, era porque quería tener una vida próspera.

"Por el contrario, me estaba arruinando" dijo Elimelet.

Comenzó a recurrir al alcohol y bebió mucho. En una borrachera, le dijo a un amigo que iba a abandonar la religión. El amigo le dijo que tenía que creer en un solo Dios, porque solo hay un Dios.

Al domingo siguiente fue a la iglesia Fundo Coropo. Al final del servicio, Elimelet se acercó al pastor, Daniel Bastidas, y le dijo: "Quiero que ores por mí, porque quiero deshacerme de todos estos ídolos y sé que necesito la protección de Dios".

Daniel

Bastidas pidió a los miembros de la iglesia que extendieran sus manos y oraran por este joven valiente que estaba decidido a dejar atrás toda práctica ocultista.

“Mostrar afecto y amor, sin condenar o atacar las creencias de este joven, fue lo que le ganó el corazón para deshacerse voluntariamente de todos los objetos que usaba en su antigua creencia”, dijo Daniel Bastidas. "Siempre lo recibimos con un cálido abrazo al acercarse a nuestra iglesia".

Más tarde esa semana, la iglesia llevó a cabo una campaña de evangelización en el barrio de Elimelet. La felicidad de ellos, así como los cantos y la celebración, lo cautivaron.

"Me preguntaba cómo estos evangélicos pueden ser felices sin tener una gota de licor o algún vicio", dijo Elimelet. "Una curiosidad comenzó a surgir dentro de mí para saber más sobre Jesús".

En los días siguientes, Elimelet entregó su vida a Cristo e incluso se bautizó para declarar públicamente su transformación. Él dijo que Dios le abrió una puerta para conseguir un nuevo trabajo, pero sobre todas las cosas, Él ha traído la paz.

“En resumen, puedo decir que mi vida ha cambiado”, dijo Elimelet.