De febrero a octubre de 2025, el equipo misionero de Génesis, compuesto por Emanuel Guerrero (Honduras), Icsa Taisigue (Nicaragua) y Teresa De Cuesta (México), sirvió en las comunidades de Colonia España y Solórzano en Santa Ana, El Salvador.
Durante estos meses, los misioneros de Génesis caminaron junto a los niños, adolescentes y sus familias, creando espacios para escuchar, orar y compartir la Palabra de Dios. A través del evangelismo, el discipulado, las brigadas médicas, los deportes, los comedores populares y otros esfuerzos comunitarios, buscaron presentar a Cristo de una manera cercana y relevante.
Como resultado de esa obra y el movimiento de Dios en la comunidad, la semilla sembrada en Colonia España comenzó a tomar forma como una iglesia, llevando a una nueva misión nazarena.
En Colonia España, se estableció una misión bajo el nombre de Iglesia del Nazareno Bethesda, perteneciente al Distrito Oeste. Esta comunidad de fe celebra servicios de adoración, y mantiene una presencia cercana y compasiva en su comunidad.
Julio Alemán, entre otros líderes, dará seguimiento al trabajo, consolidando así un espacio donde los niños y adultos puedan continuar creciendo en la fe.
A través de las actividades evangelísticas y de compasión, como un comedor infantil para sopa, torneos deportivos, brigadas médicas, visitas domiciliarias y varios eventos comunitarios, el equipo se conectó con docenas de niños, jóvenes y adultos. Muchos de ellos, que pudieron haberse alejado en su sendero de fe, renovaron su relación con Cristo.
Como resultado de la presencia constante del equipo misionero, actualmente un grupo de alrededor de 18 personas, incluidos niños y adultos, continúa reuniéndose en la misión Bethesda. El impacto del Proyecto Génesis en Santa Ana se refleja en los testimonios de los miembros de la comunidad.
«Para mí, Génesis significó mucho; los misioneros trabajan fielmente para el Señor», dijo Julio Alemán, el líder local de la misión. «Dios los usó enormemente en la comunidad La España; fue una gran bendición para toda la comunidad».
Alberto Sielizar e Isabel Rodas compartieron que, hace meses, habían estado sentados en el porche delantero de su casa cuando los misioneros de Génesis comenzaron a hablar con ellos.
«Me gustó su iniciativa, y llamó mi atención», dijo Alberto. «Durante los siguientes meses, crecimos confiando mucho el uno en el otro. No habíamos estado en una iglesia en muchos años; pero, con ellos, tomamos esos pasos. Debido a nuestra edad y algunos problemas de salud, fue difícil para nosotros asistir a los servicios. Pero el trabajo y la oración de los misioneros de Génesis aquí, en nuestro hogar, dieron tan buen fruto que todavía estamos cosechando las recompensas».
Esta es una versión abreviada de una historia que apareció en el sitio web de la Región Mesoamérica. Para leer la historia completa, haga clic aquí.
