La historia de Hayk: un niño armenio muestra generosidad en medio de la guerra
Este es un relato de primera mano de misioneros en Armenia que están ayudando a la respuesta de los Ministerios Nazarenos de Compasión al conflicto entre Armenia y Azerbaiyán. Los nombres de las personas se han cambiado u omitido por motivos de seguridad.
Nos despertamos en medio de la guerra. Todos se sorprendieron por la intensidad de la pelea. Miles de familias tuvieron que correr para buscar refugio en los sótanos de sus edificios. En el pasado, habían surgido conflictos esporádicos solo durante dos o tres días. Luego acordarían una tregua y todo volvería a la normalidad. Esta vez no fue así. Durante las dos primeras semanas, muchas personas murieron y miles de familias fueron desplazadas de sus hogares.
Después de que comprendimos la magnitud de la crisis, la iglesia se movilizó de inmediato para unirse y extender sus manos compasivas para ayudar a las personas necesitadas. Algunas de nuestras iglesias en el distrito comenzaron a recolectar alimentos, agua embotellada, dulces, mantas, colchones y juguetes para los niños. La respuesta de la iglesia fue muy rápida y eficaz. MNC se unió a los esfuerzos de las iglesias locales y pudimos llegar a más personas desplazadas.
Una historia que realmente nos impactó fue la de Hayk. Hayk es un niño patrocinado de nuestro Club de niños. Llamamos a todos los miembros de nuestra iglesia, incluidos los padres de muchos de nuestros niños patrocinados que no asisten a la iglesia, y les pedimos ayuda. Muchos vinieron con paquetes de comida, agua, dulces y juguetes para los niños. Cuando Hayk vino con su madre para entregar un paquete con comida y otros artículos higiénicos, él colocó con cuidado un pequeño chocolate en la caja de recolección. Le dijo al coordinador del Club de niños que había gastado el poco dinero que tenía (50 dram armenios) comprando el chocolate y que quería compartirlo con otro niño que estaba sufriendo por la guerra.
El chocolate que Hayk nos dio esa mañana nos recordó el amor de Dios por nosotros así como la generosidad de un niño hermoso que, a pesar de su limitación, supo compartir un pequeño chocolate con amor.
La Biblia nos recuerda que así como lo hicimos por uno de estos pequeños, lo hicimos por Jesús. ¿Y los pequeños que lo hacen por otros pequeños? La historia de Hayk nos recuerda que Dios usa niños pequeños para enseñarnos las grandes historias de amor que Dios quiere que experimentemos.