Mientras el mundo continúa luchando contra la pandemia de COVID-19, Nazarene General Hospital (anteriormente Kudjip Nazarene Hospital) también continúa respondiendo a las necesidades de la gente de Papúa Nueva Guinea. Erin Meier, una misionera nazarena que sirve en Nazarene General Hospital, compartió esta actualización.

El 5 de marzo, teníamos seis camas en nuestra sala de aislamiento respiratorio y nuestro primer paciente con COVID-19. Desde que abrimos nuestra sala de aislamiento respiratorio y comenzamos a recibir pacientes, el flujo de pacientes no se ha detenido. El número de pacientes está aumentando incluso si hay miedo de venir al hospital. Aproximadamente dos semanas después de que abrimos nuestra primera sala de aislamiento respiratorio, comenzamos a ver que nuestra capacidad era superada y que las seis camas con las que contábamos ya no eran suficientes.

Salimos de nuestro antiguo laboratorio cuando llevamos a cabo el proyecto de expansión del hospital y hablamos sobre usar ese espacio para nuestra sala de tuberculosis mientras derribábamos el antiguo hospital. El equipo de mantenimiento trabajó para abrir el espacio y dejar espacio para las camas. En poco tiempo, nos permitieron poner 14 camas en el antiguo laboratorio. Cuando pusimos en funcionamiento el antiguo laboratorio, descubrimos que necesitábamos ampliarnos más porque estábamos casi llenos.

Había 11 pacientes en nuestra sala de aislamiento respiratorio una tarde y teníamos dos personas esperando sus resultados. No estábamos seguros de qué pasaría si tuviéramos más pacientes que ingresaran durante la noche y nos quedáramos sin espacio. Analizamos varias opciones en Nazarene General Hospital y los centros de aislamiento de la provincia Jiwaka. Luego nos dimos cuenta de que justo detrás del antiguo laboratorio estaba nuestra antigua sala de pediatría.

La antigua sala de pediatría se utilizaba como almacén durante el proyecto de ampliación del hospital. La sala estaba casi vacía desde que terminó el proyecto. Pero aún quedaba trabajo por hacer para convertir la habitación en una sala adicional de aislamiento respiratorio. Nuestro equipo de limpieza y mantenimiento trabajó arduamente para que las cosas sucedieran. En poco tiempo, pudieron crear un espacio para 16 camas más para nuestra sala de aislamiento respiratorio.

Todas las camas que teníamos estaban usadas, pero afortunadamente el hospital tenía colchones de repuesto. Usamos bloques de cemento, palés y marcos de puertas para hacer camas con nuestros colchones. El equipo continúa mejorando el área para agregar más espacios verdes y otro baño para nuestros pacientes.

Recibimos nuevos concentradores de oxígeno de UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Todos los concentradores de oxígeno que tenemos están siendo utilizados en el hospital y en la primera sala de aislamiento respiratorio, por lo que tener más hizo posible la expansión. A medida que tengamos más pacientes, seguiremos necesitando más capacidad de oxígeno en concentradores o cilindros y confiaremos en que serán provistos a medida que los necesitemos, como pasó con estos.

Continuaremos utilizando nuestro antiguo laboratorio como nuestra sala de aislamiento respiratorio 1 y la antigua sala pediátrica como nuestra sala de aislamiento respiratorio 2 para aquellos pacientes que están mejorando y están más cerca de volver a casa. Esto nos permitirá atender a 30 pacientes con COVID a la vez.

--Iglesia del Nazareno Región Asia-Pacífico