Es domingo por la tarde en un centro comunitario en Mechelen, Bélgica; y los voluntarios están sentados sirviendo té, jugo y pastel de cereza. Los visitantes entran poco a poco, toman una silla y una taza de café.

Mientras todos se acomodan, Nici Overduin abre su Biblia y lee el Evangelio de Juan, planteando una pregunta a la sala: "¿Quién es usted en este pasaje?"

Mientras los visitantes reflexionan en silencio, Overduin canta una canción; y, luego, hace una oración. A continuación, el pastor Stephan Overduin inicia una conversación sobre el pasaje. Se anima al grupo a hacer preguntas mientras profundiza en las Escrituras fundamentales.

Bienvenido a Holy Club (Club Santo). Los voluntarios viajan 80 kilómetros desde los Países Bajos hasta la Iglesia del Nazareno de Breda dos veces al mes: una para asistir a un servicio dominical tradicional en el centro de la ciudad, y otra para conectar a un nivel más profundo a través del Holy Club.

Estos son los comienzos de algo nuevo para la Iglesia del Nazareno en Bélgica, que se convirtió en un área mundial oficial de la denominación en febrero pasado.

En 2022, mientras pastoreaba la iglesia de Breda, Stephan empezó a plantearse la posibilidad de entrar en Bélgica, un lugar que había estado en su corazón y en sus oraciones. Sabía que requeriría persistencia, "een lange adem" en neerlandés, que significa un largo aliento.

"Alcanzar a los inalcanzados es una tarea muy difícil en Bélgica", afirma Stephan. "La gente dice que es como remover el almíbar. Miras atrás, y no ha pasado nada. Estás en una cultura profundamente secular".

Stephan se reunió con los dirigentes del distrito y con un nazareno residente en Mechelen para estudiar la posibilidad de plantar una iglesia. El liderazgo lo aprobó y Stephan se dirigió a la congregación de Breda. Inmediatamente, un puñado de personas dio un paso al frente y se comprometió a participar.

"No hubo ninguna duda", recuerda Stephan sobre la respuesta. "Si van a hacer esto, queremos participar", dijeron los voluntarios.

En la primavera de 2023, el pequeño equipo puso en marcha una serie de servicios de prueba en el centro de Mechelen, alquilando un espacio en el interior de una iglesia católica de 360 años de antigüedad. La ubicación es perfecta para la interacción con la comunidad; ya que está situada en una calle repleta de cafeterías, ópticas y una tienda de H&M.

"Es un lugar precioso", dice Stephan. "Las personas entran accidentalmente cuando vienen a ver la iglesia. Puedes salir a la calle y hablar con las personas".

La respuesta ha sido pequeña, pero poderosa.

"No puedo decir que tengamos números; pero sí siento que hay profundidad", dice Stephan, señalando que los que asisten a los servicios o al Holy Club han expresado una genuina curiosidad por Jesús y un hambre por conocerle.

Stephan cree que las cosas se mueven bajo la superficie, en el corazón de los lugareños.

"Dios está ocupado con todas las personas de la ciudad", dice. Él ora para que el Espíritu Santo siga obrando y moviéndose; "y para que nosotros, como cristianos, estemos conectados a este movimiento, encontremos las relaciones adecuadas y seamos capaces de ministrar y compartir de Dios".

Stephan cree que los visitantes ven el Holy Club como un espacio para compartir sus puntos de vista, un espacio en el que pueden contrastar esos puntos de vista con las Escrituras y descubrir una imagen más completa de quién es Dios en realidad.

"Ten claro que Dios está actuando aquí", dice Stephan. "Todos los involucrados sienten que existe este anhelo; el Espíritu Santo está actuando... Esperamos poder ser parte de algún despertar espiritual aquí. Pero lo hacemos, porque el Espíritu de Dios nos impulsa".

Añade que el camino por recorrer no está claro; pero que el grupo de creyentes sabe en quién confiar, para que les guíe y oriente.

"Es un poco como conducir en la niebla", dice Stephan. "No sabes exactamente a dónde vas, pero sigues las luces que tienes delante. Dios es la luz".

Iglesia del Nazareno Eurasia.