El siguiente es el testimonio de Maribel Sánchez, sobre su participación en el programa de Verano Misionero.

Hace dos años, comencé a servir en el ministerio de misiones en mi iglesia en Costa Rica. No tenía idea de todas las cosas hermosas que Dios me iba a permitir experimentar: por ejemplo, viajar a la República Dominicana en julio y agosto de 2022 para el "Verano Misionero".

Tuve la bendición de experimentar un país tan hermoso, conocido por su cultura, comida deliciosa, el vasto océano; pero sobre todo, por su gente cálida y acogedora, llena del amor de Dios. Me sentí como en casa.

En cuanto al ministerio, invertimos gran parte de nuestro tiempo en trabajos de construcción y remodelación. Con varios países representados, nos encontramos trabajando y viviendo juntos entre tres culturas y tres idiomas diferentes. Pero Dios nos unió mientras trabajábamos como hormigas ocupadas. Nos divertimos compartiendo diferentes palabras para describir una cosa; y aprendimos mucho de varias anécdotas y experiencias compartidas. Hice amigos muy especiales en esos días.

El Señor nos fortaleció y nos dio la energía necesaria para trabajar por la mañana y luego salir por la tarde para invitar a las comunidades a actividades evangelísticas para todas las edades. Vimos a Dios moverse entre nosotros. Muchas personas recibieron gozosamente el mensaje de salvación. Fue hermoso poder orar por la gente y observar tantos rostros sonrientes, regocijándose en el amor de Dios.

En Cristo, nada sucede por casualidad. No habría imaginado los planes que Dios tenía para mí; pero ahora sé que debemos estar dispuestos a responder a su llamado. Soy sólo una de las muchas piezas en el rompecabezas de Dios.

Hoy entiendo que no es necesario tener una impresionante variedad de dones o saber cómo predicar, cantar, o dar una clase de la Biblia (aunque son muy útiles en el Reino) para ser utilizado por Dios. Sólo tenemos que ser obedientes.

Él nos llama a servirle tal como somos, con todos nuestros defectos y virtudes. Entonces, Él nos capacita. Él está a cargo de hacernos útiles para su gloria con lo que somos y tenemos a su disposición.

Esta historia fue publicada originalmente en Transforma el Mundo, un blog de misiones de Scott Armstrong.