
Misiones médicas generan impacto en Guinea-Bissau

La misión de la Iglesia del Nazareno siempre ha sido predicar el evangelio de forma integral. Ofrecer atención médica a las comunidades necesitadas es una forma tangible de reflejar el amor de Dios. Con esta convicción, la Iglesia del Nazareno en Guinea-Bissau comenzó a trabajar en la comunidad de Uabe, ubicada a unos 80 km de la capital de Guinea-Bissau.
Los caminos son tan difíciles que toma hasta cuatro horas llegar. Pero el esfuerzo ha valido la pena; ya que Dios está usando este proyecto para impactar vidas de forma profunda y transformadora.
A mediados de febrero, los misioneros Ezequiel y Susy Ramírez, junto con un equipo de cuatro médicos, decidieron dedicar un sábado por la tarde, la noche y luego un domingo a ofrecer atención médica. Cuando el equipo llegó tras su largo viaje, más de 94 personas ya estaban esperando. Algunas personas habían llegado la noche anterior, soportando el frío bajo una fogata.
El equipo médico realizó ecografías y electrocardiogramas; y 78 personas recibieron tratamiento por diversas afecciones, y medicamentos. La jornada terminó al anochecer; ya que no había electricidad en la zona para continuar.
Además de la asistencia médica, las mujeres de la iglesia y los Ministerios Nazarenos de Compasión aprovecharon la oportunidad para evangelizar y conversar con todos los que esperaban en la fila. Además, ofrecieron agua y galletas; pues muchos pasaron el día sin comer. Los ministerios locales de la Juventud Nazarena Internacional y Discipulado Nazareno Internacional realizaron actividades con cientos de niños y compartieron enseñanzas bíblicas
En plena noche, el equipo pudo escuchar a la gente reunirse alrededor de la fogata para conseguir su lugar en la fila para la asistencia médica del domingo. Al amanecer, más de 30 personas esperaban. Este momento conmovió profundamente al equipo, y les hizo comprender que la necesidad era mayor de lo que imaginaban.
Mientras los médicos comenzaban a atender a los pacientes, el resto del equipo conversó con los que esperaban y escuchó sus historias. Una persona había viajado más de 36 km para recibir atención médica. Otras personas explicaron que creían morir por no poder viajar los 80 km hasta la ciudad para recibir ayuda. Estas historias conmovieron al equipo médico y a los misioneros. Durante el segundo día de la clínica, se ayudó a 58 personas más.
Los líderes de esta aldea, agradecidos por la atención recibida, contactaron al pastor local para ofrecerle un terreno donde se pudiera construir una iglesia y una clínica, un gesto que se repitió con al menos otras tres comunidades.
La iglesia en Guinea-Bissau pide oración; porque en contextos como estos, las creencias tradicionales y los rituales dañinos de otros "médicos" siguen siendo una amenaza. Pero, a pesar de las dificultades, la iglesia está convencida de que el amor de Dios obra en cada rincón de estas comunidades.