La Junta de Superintendentes Generales afirma la declaración del Manual sobre la discriminación
En días recientes, en los Estados Unidos de América así como en otras naciones del mundo se ha hecho un fuerte énfasis sobre los asuntos de discriminación, relaciones raciales, y al valor inherente de cada persona creada a la imagen de Dios. Queremos recordarles a todos los nazarenos alrededor del mundo así como a cada persona que ha expresado preocupación por estos asuntos la siguiente declaración que contiene el Manual, como fue afirmado por nuestra Asamblea General:
915 Discriminación: “La Iglesia del Nazareno reitera su posición histórica de compasión cristiana hacia personas de todas las razas. Creemos que Dios es el Creador de todas las personas y que de una sola sangre son todos creados.
“Creemos que cada individuo, cualquiera que sea su raza, color, sexo o credo, debe gozar de igualdad ante la ley, incluyendo el derecho de votar, el acceso a oportunidades educativas, el acceso a todos los sitios públicos, e igual oportunidad, de acuerdo con su propia capacidad, de ganar su sustento libre de toda discriminación laboral o económica.
“Exhortamos a nuestras iglesias en todas partes a continuar y reforzar programas de educación que cultiven la comprensión y la armonía raciales. También creemos que la admonición bíblica de Hebreos 12:14 debería guiar las acciones de nuestros feligreses. Exhortamos a cada miembro de la Iglesia del Nazareno a que examine humildemente sus actitudes y acciones personales hacia otros, como el primer paso para lograr la meta cristiana de que todos participen en la vida de la iglesia y de toda la comunidad.
“Recalcamos otra vez nuestra creencia de que la santidad de corazón y vida es la base para vivir correctamente. Creemos que la caridad cristiana entre los grupos raciales y sexos vendrá cuando los corazones de las personas hayan sido transformados mediante la sumisión total a Jesucristo y que la esencia del verdadero cristianismo consiste en amar a Dios con todo el corazón, alma, mente y fuerzas y al prójimo como a uno mismo.
“Por tanto, renunciamos a cualquier forma de indiferencia racial y étnica, exclusión, subyugación u opresión como un grave pecado en contra de Dios y de nuestro semejante. Lamentamos el legado de cada forma de racismo en todo el mundo, y buscamos confrontar ese legado a través del arrepentimiento, la reconciliación y la justicia bíblica. Buscamos el arrepentimiento de cada conducta en la que hemos sido cómplices de forma cubierta o encubierta con el pecado de racismo, tanto en el pasado como en el presente; y en confesión y lamento buscamos perdón y reconciliación.
“Además, reconocemos que no existe reconciliación apartados de cualquier lucha humana al enfrentar y vencer todo el prejuicio personal, institucional y estructural responsable de la humillación y opresión racial y étnica. Llamamos a los nazarenos en todas partes para que identifiquen y busquen erradicar los actos y estructuras de prejuicio, para facilitar las oportunidades de la búsqueda de perdón y reconciliación, y para tomar acción hacia el empoderamiento de aquellos que han sido marginados. (2017)
--Junta de Superintendentes Generales