Larry Webb sirvió como misionero nazareno en Barbados, Bolivia y Ecuador durante más de 30 años hasta su jubilación en 1998. Sin embargo, su jubilación no le impidió continuar siendo una influencia cristiana en esos países hasta el día de hoy.

Larry y su esposa, Judy, han dirigido cerca de 40 equipos de Trabajo y Testimonio, principalmente a Bolivia con algunas excursiones a algunos países vecinos. Los equipos están conformados por personas de diferentes iglesias en lugar de una sola iglesia. Un solo equipo podría estar formado por personas de Idaho, Texas, Tennessee, Maine y Minnesota.

Cada persona aportaba $500 para los materiales y el proyecto. Los equipos que Larry ha dirigido han ayudado a construir muchas iglesias en Bolivia, así como uno de los proyectos más grandes de Larry, Casa Nazarena. Casa Nazarena se inspiró en un edificio que Larry vio cuando visitó Palo Alto, California, durante un servicio de promesa de fe. Vio un lugar al otro lado de la calle del campus de la Universidad de Stanford llamado Baptist House.
“Los estudiantes pueden entrar allí entre clases o por la noche los fines de semana”, dijo Larry a la revista Viewpoint de PLNU. “Tenían una máquina de palomitas de maíz y una máquina de Coca-Cola y máquinas de escribir IBM Selectric... Pero lo más importante que tenían era la pasión por discipular a nuevos cristianos. Estamos tratando de replicar eso con una Casa Nazarena. El concepto es que si haces algo significativo por los estudiantes mientras están allí, saldrán como cristianos dinámicos que impactarán al mundo”.

Si bien el objetivo de Larry era impactar a las personas en Bolivia que nunca habían oído hablar de Jesucristo, su pasión por las misiones también cambió las vidas de muchos miembros de los equipos de Trabajo y Testimonio.

Pat y Becky McKelvey hicieron varios viajes e incluso llevaron a su hijo de entonces 14 años, Sean, con ellos. Recordaron el impacto que tuvo el viaje en ellos y en su hijo.

"Sean realmente no quería ir a Bolivia", dijo Becky. “Estaba a punto de ingresar a la escuela secundaria y necesitaba estar en las prácticas y pruebas de verano de fútbol. Trajimos algunos balones de fútbol, bombas y agujas, botines de fútbol y espinilleras para que pudiera practicar. Larry aprovechó esta pequeña oportunidad para crear algo con un propósito especial. Animó a Sean a que visitara el terreno que estaba a la vecindad y que comenzara a patear el balón".

Al final, la mayoría de los niños de la ciudad salieron a jugar fútbol con él, incluido el equipo semiprofesional de la ciudad. Al final del viaje, todos eran amigos y pudieron conocer del trabajo de la iglesia en la comunidad. Intercambiaron camisetas, un signo habitual de respeto entre los "oponentes", y hasta el día de hoy, Sean tiene la camiseta de Cliza enmarcada en su pared junto al resto de su colección de camisetas de todo el mundo.

“Sin la visión y la capacidad de Larry para aprovechar la oportunidad, es posible que esos niños de Cliza no hubieran sido tocados, y que Sean no hubiera salido de Bolivia como una persona diferente”, dijo Becky.

La familia McKelvey no son las únicas personas con historias y recuerdos de su viaje de Trabajo y Testimonio con Larry. Recientemente, Larry ingresó a cuidados paliativos. En un esfuerzo por reconocer todo lo que había logrado en su jubilación, el liderazgo de Trabajo y Testimonio del Centro de Ministerio Global pidió a las personas que enviaran notas de cómo fueron impactadas por Larry. Han recibido casi 50 páginas de imágenes e historias de recuerdos que cambiaron vidas y que fueron creados a través de los viajes que él organizó.