Cuando Dios tiene un plan diferente
Cuando Steve Jones sintió que Dios lo llamaba al ministerio de tiempo completo, dejando su carrera de maquinista, él asumió que se convertiría en pastor de alguna iglesia. Pero Dios tenía otra cosa en mente.
Antes de que le entregara su vida a Dios a los 30 años de edad, Jones había buscado placer en la música rock, saltando de bar en bar y bebiendo alcohol en exceso. Todo eso cambió cuando Jesús entró en su corazón y le dio un propósito más grandioso para su vida.
Años más tarde, cuando sintió que Dios lo llamaba al ministerio, él tuvo dudas acerca de sí mismo. Él era un maquinista; ¿qué sabía él acerca del ministerio profesional? Él enseñaba una clase de escuela dominical para adultos mayores y ministraba en casas de cuidado, pero sentía que Dios lo llamaba a hacer algo más. Él le habló a su pastor acerca de su llamado y en 2003, la iglesia le otorgó una licencia de predicador local.
Jones se inscribió en la escuela de ministerio del distrito noreste de Indiana (EE. UU.) y allí comenzó sus estudios. Durante los siguientes ocho años, él completó 24 cursos mientras que trabajaba tiempo completo. Cuando su esposa sufrió un infarto, él se tomó varios meses de reposo para cuidar de ella, y luego continuó con sus estudios. El objetivo se mantuvo firme: calificar para el ministerio pastoral.
Él completó sus estudios en el otoño de 2011 y recibió su ordenamiento el año siguiente. Recientemente, a los 58 años de edad, Jones envió su currículum a los distritos nazarenos de Ohio e Indiana. Él esperó sin tener respuesta alguna.
Pasaron muchos meses. Jones intentó no cuestionar su llamado y no desanimarse. Entonces se dio una serie de grandes dificultades.
En el trabajo, en enero de 2013, un caño de acero cayó sobre su cabeza. Un primer examen médico no reveló nada alarmante, pero una semana más tarde él comenzó a experimentar maeros y náuseas. Un examen más minucioso reveló una concusión y diabetes. Así que él comenzó un tratamiento de insulina, cambió su dieta y se retiró del trabajo por ocho semanas. Perdió 20 kilos y al poco tiempo su doctor dijo que ya no necesitaría medicamentos para la presión, ni insulina. Al sentirse saludable una vez más, él se dedicó a enviar otra tanda de currículums. Aún así, siguió sin tener respuesta.
Durante un retiro de adultos mayores en 2013, él le preguntó al superintendente general, “¿Cómo puedo encontrar una iglesia para pastorear?”
El superintendente respondió, “Desafortunadamente, el tener capacitación y ordenamiento no garantiza que seas llamado a una iglesia.”
Un mes más tarde, él sufrió un infarto y el doctor encontró un coágulo de sangre en su cerebro, aparentemente resultado de su antigua herida. Eso significó otras ocho semanas de reposo.
Luego de que Jones se recuperara, él se detuvo en una escuela intermedia para ver la práctica del equipo femenino de softbol. Él se presentó ante el entrenador Herb Bergman. Luego de conversar un rato, el entrenador le dijo, “¿Te gustaría venir a orar con el equipo antes de su juego?”
En ese momento, Jones encontró su ministerio. O mejor dicho, su ministerio lo encontró a él.
Jones comenzó a reunirse con el equipo no sólo para orar, sino para tener devociones.
Animado por la respuesta del equipo, Jones ofreció sus servicios a los equipos de otras escuelas. Cautelosos debido al posible conflicto de tener a un ministro cristiano involucrado en una escuela solventada por impuestos públicos, inicialmente se negaron. Más tarde, en noviembre, un equipo de básquetbol de niños, así como uno de niñas, lo invitaron a reunirse con ellos. Ahora estaba ministrando a 50 atletas.
En octubre de 2015, él asistió a un banquete de premiación de un equipo de básquetbol de niñas, y el entrenador le preguntó, “¿Podría venir a tener devocionales con mi equipo?” Durante un juego, una mujer se acercó a él con una solicitud: “¿Podría reunirse para orar con mi grupo de porristas?”
En mayo de 2016, un entrenador de fútbol americano invitó a Jones a orar con su equipo en la próxima temporada de juego. En agosto, Jones asistió a un evento de recaudación de fontos y se le pidió que comenzara a reunirse con el equipo de voleibol.
Al ver crecer su ministerio de deportes, Jones, dice, “¿Puede creerlo? Estoy haciendo ministerio pero no tengo que preocuparme por presupuestos de la iglesia, reuniones con la junta, el mantenimiento de un edificio, ni nada de eso. Puedo enfocarme en ser amigo de estos jóvenes e invertir en sus vidas antes de que se gradúen de la secundaria.”
Jones compró su primer teléfono celular para poder estar disponible para cualquier estudiante con dificultades que necesitara alguien con quién hablar. Para ese entonces él estaba ministrando a un equipo de voleibol, uno de fútbol americano, equipos masculinos y femeninos de básquetbol, un grupo de porristas y un equipo de softbol.
Su pastor en la Iglesia del Nazarano de Ossian, Bob Miller, dijo, “Nada se interpone a que Steve ministre a estos jóvenes. Él tiene pasión por esta nueva generación y por alcanzarlos mientras que tiene la oportunidad. Muchos de estos jóvenes no asisten a la iglesia. Steve es un ávido estudiante de la Palabra, y él la comparte con estos jóvenes atletas. Él quiere dejar su marca en sus vidas mientras que puede.”
El entrenador Herb Bergman dijo, “Yo sólo esperaba que él orara con mi equipo de softbol, pero él hace mucho más que eso, ofreciendo devocionales y amistad. Él realmente se preocupa por estos estudiantes. Por ciertos motivos no puedo llamarlo capellán, pero ése es el rol que cumple.”
"Él es un gran modelo de ministerio 'fuera de la caja'. Es genuino en su amor por los jóvenes y estamos muy orgullosos de él", dijo el Dr. David Roland, superintendente del distrito noreste de Indiana.
En enero de este año, el motor de su vehículo dejó de funcionar, forzándolo a comprar uno nuevo. Luego, en octubre, su compañía efectuó una reducción de personal y su trabajo fue eliminado. Ahora se encuentra en busca de un nuevo empleo que no interfiera con su ministerio de deportes. El pastor nazareno de Pleasantville falleció y Jones ahora hace el viaje de 80 kilómetros de ida y vuelta cada domingo para servir como pastor interino.
Steven Jones se preparó para responder al llamado a ministrar. Cuando las oportunidades se presentaron, éstas no fueron lo que él esperaba, pero eran lo que Dios había ordenado. Él encuentra gozo y satisfacción al hacer lo que Dios ha puesto delante de él.