Alegría para el mundo
La Navidad es la época de la alegría. Es alegre porque recordamos que Dios, en Cristo, vino a hacer aquello que no podíamos hacer por nosotros mismos: salvarnos de nuestros pecados y reconciliar al mundo.
Para lograr esto, hace dos mil años Dios tomó una acción sin precedentes y sorprendente. En gran humildad y amor, el Creador entró al dolor y sufrimiento de Su creación. Él se convirtió en uno de nosotros para que nosotros pudiéramos compartir en Su vida. El bebe nacido en Belén es el eterno Verbo hecho carne. Él es Emmanuel – Dios con nosotros.
Jesús todavía entra a nuestro mundo de sufrimiento y necesidad. Él es la luz en la oscuridad. Él viene con un mensaje de libertad del pecado y de la opresión. Él viene con una misión para traer sanidad, integridad y amor a lugares donde hay devastación, quebrantamiento y odio. “Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz” (Isaías 9:6).
Es nuestra oración que cada nazareno experimente y extienda la alegría de la Navidad durante esta época sagrada.
“¡Al mundo paz¡ Nació Jesús. Nació ya nuestro rey.”
Junta de Superintendentes Generales
Jerry D. Porter
J. K. Warrick
Eugénio R. Duarte
David W. Graves
David A. Busic
Gustavo A. Crocker
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