Cerca de 400 misioneros se reunieron antes de la 30ª Asamblea General y Convenciones en Indianápolis, Indiana, EE.UU., en la cercana Universidad Butler para revitalizarse y alentarse. La reunión del 5 al 8 de junio fue la reunión más grande de misioneros nazarenos en los últimos 40 años.

Según el director de Misiones Globales, Verne Ward, Misiones Globales esperaba que al reunir a los misioneros de esta manera, Dios trabajaría en medio de ellos para ayudarlos a renovarlos y fortalecerlos en su ministerio.

Jenny Isaac, una misionera que sirve en Vanuatu con su esposo, Peter, experimentó exactamente eso. "Escuchar y aprender cómo Dios se mueve poderosamente a través de las vidas de mis compañeros misioneros que sirven en otras partes del mundo al compartir sus testimonios de persecuciones y desafíos que enfrentan en el campo misionero me inspiró a seguir adelante en la batalla espiritual", dijo Jenny.

Jenny señaló que la presencia de tantos misioneros de todo el mundo creó una atmósfera diversa. La alabanza fue dirigida y cantada al unísono en el idioma de cada persona.

Ella dijo que le recordaba Apocalipsis 5: 9-10: "Y entonaban este nuevo cántico: «Digno eres de recibir el rollo escrito y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado, y con tu sangre compraste para Dios gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación. De ellos hiciste un reino; los hiciste sacerdotes al servicio de nuestro Dios, y reinarán[a] sobre la tierra»".

"Me animó que llegará un momento en que todos nos uniremos como uno solo para adorar a Dios en el cielo, tal como lo hicimos en Indiana", dijo Jenny.

Después de los servicios de adoración, los mensajes vespertinos de la ex misionera Samantha Chambo y Ward desafiaron a los asistentes mientras les recordaban el propósito mayor de la iglesia.

Durante la reunión, sesiones plenarias más pequeñas, estilo charla TED por la mañana, se centraron en la hospitalidad y el evangelismo. Algunos misioneros también compartieron testimonios de cómo Dios les había sido fiel durante tiempos difíciles.

"También me permitió obtener una visión clara o una imagen de cómo orar por mis compañeros de trabajo", dijo Jenny.

Durante las tardes, los misioneros eran libres de reunirse afuera y ponerse al día o tener conversaciones ministeriales sinceras.

Thaís Sitoe, misionera nazarena en Angola, compartió su experiencia en la reunión a través de un testimonio personal publicado en el sitio web de Región de África. Ella lo llamó un momento para "alimentando a los que alimentan".

"Los líderes cristianos, en nuestro caso los misioneros, son los que ponen la mesa para presentar a Cristo al mundo, conociéndolo y dándolo a conocer", dijo Sitoe. "Sin embargo, debido a la fatiga del trabajo, las demandas y presiones del campo misionero, e incluso un cierto descuido de nuestro bienestar, comúnmente servimos comidas a otros mientras descuidamos nuestra propia alimentación".

Debido a la generosidad de varios donantes, los misioneros no necesitaban pagar para asistir, lo que hacía posible que cualquier misionero participara si asistía a la Asamblea General.

Sitoe y toda su familia asistieron, lo que permitió oportunidades para que sus hijos socializaran con otros niños que crecían en estilos de vida similares. Más de 70 niños hijos de misioneros asistieron durante el fin de semana.

Sitoe dice que fue consolada a través de la oración y edificada a través de enseñanzas y conversaciones compartidas alrededor de la mesa.

"Compartimos tiempo dedicado a la oración y reafirmamos nuestro compromiso de continuar caminando juntos con el Señor y unos con otros", dijo Sitoe. "Permanecemos unidos con hermanos y hermanas de muchos países, trabajando en colaboración para el avance del reino de Dios hasta que Él regrese".

Debido al éxito del evento, Misiones Globales espera hacer de la reunión un evento regular en el futuro.